Detalles sobre Canción Paquito El Chocolatero

canción paquito el chocolatero

Según ha manifestado, su padre jamás salió del pueblo por motivos de salud y «eso, posiblemente, hizo que se refugiara en la música desde pequeñísimo». «Mi padre – ha relatado- murió muy joven, a los 36 años de edad. Todo cuanto sé de él es por el resto. Era una gran persona, un hombre sencillo, sensible y, primordialmente, un gran músico».

• Pues bien, se cuenta que un integrante de la comparsa de piratas que actuaba en las fiestas de Moros y Cristianos de Villena creó el estilo al parodiar su propia cojera.
• El talento de Pascual Falcó «va considerablemente más allí», según asegura su hijo, Gustavo Pascual, del inmortal y conocido pasodoble, sinónimo de \’celebración\’ y alma de cualquier celebración.

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Paquito El Chocolatero, La Historia Del Pasodoble Más Habitual

Ópera, improvisadas orquestas vecinales en los patios interiores y hasta el Himno de la Alegría. La música compartida desde los balcones se está transformando en terapia en tiempo de cuarentena.

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Además de esto, este integrante de la comisión construída para realizar los actos de homenaje anunció que a lo largo de los próximos un par de meses, se dará la oportunidad de contar con de forma gratuita de la nueva y más completa partitura de \’Paquito el Chocolatero\’ a todas y cada una de las bandas que lo pidan. A la semana siguiente, el sábado 30 de noviembre, el auditorio de Torrevieja va a ser escenario de otro recital \’A 2 bandas\’, interpretado, esta vez, por La Armónica de Buñol y la Primitiva de Llíria. Los actos concluirán con 2 conciertos de bandas de música de primera fila celebrados en diferentes puntos de la Comunitat. El domingo 24 de noviembre, el auditorio de Castelló acoge, desde las 18.00 horas, un concierto \’A dos bandas\’, brindado por La Artística de Buñol y el Ateneo Musical de Cullera. El viernes 22, día de Santa Cecilia, un grupo de viento tocará a las puertas del Palau de la Generalitat en la calle de Caballeros para amenizar con su música a los viandantes a las once de la mañana.

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Otra de las aportaciones de Pascual Falcó a la celebración se produjo al constatar que las armonías de las comparsas se oían bien en los ensayos y no tanto en el momento en que salían a la calle. En el verano de 1937 Gustavo veraneaba con la familia de su mujer en una casa a los pies de la alicantina sierra de Mariola y una tarde le mostró a Paquito, que tocaba el tambor y de sonrisa contagiosa, tres pasodobles que acababa de crear. El MARQ alicantino ha habilitado un precaución espacio a \’Paquito el Chocolatero\’ donde se pueden observar los pentagramas y las notas musicales de puño y letra de Pascual Falcó. Pascual Falcó era un virtuoso de varios instrumentos y entre destacaba el clarinete, con el que se le recuerda desde los 8 años, aunque tras su prematura muerte, a los 36 años, la viuda (Consuelo Pérez Molina) se deshizo del mismo.

Este programa, en el que colaboran el Ayuntamiento de Cocentaina, la SGAE y la ONCE, por ejemplo entidades, busca dar la «máxima difusión a toda obra» de Gustavo Pascual ( ) aun la menos popular, y recobrar la figura de este músico de Cocentaina como una parte del «patrimonio de la tradición y la civilización valenciana». Ya el miércoles, se hará, en el patio gótico de Palau, la entrega de los XX Premios Euterpe de la Federación de Sociedades Musicales de la Comunitat Valenciana, una cita anual donde la federación reconoce a todos aquellos agentes y personas que trabajan para dignificar la música. El libro, que se nutre de exactamente las mismas ilustraciones, da una síntesis biográfica de todas las compositoras escritas por Raquel Lacruz, catedrática de violonchelo del Conservatorio Superior de Música de València. Un buen día, verano de 1937, Gustavo, quien tenía una agilidad para la música «fuera de lo normal», le mostró tres composiciones a Paquito.

De esta manera aparece «Paquito el Chocolatero» y así lo recuerda el hijo del compositor, Gustavo Pascual, de 63 años, quien en afirmaciones a EFE ha subrayado el carácter festivo y alegre de este pasodoble, y que, según ha añadido, refleja el espíritu «festero» y «musical» que los dos compartían hacia las fiestas de Moros y Cristianos. El hijo del genial compositor contestano, Gustavo Pascual Pérez, ha relatado a Efe que la guitarra era utilizada por su padre para iluminar sus pasodobles y marchas moras de las fiestas de Moros y Cristianos, y frecuentemente se exhibe con la partitura en el museo municipal de la Fiesta, no de esta forma el violonchelo. Pero cuando el pasodoble en cuestión se realizó muy popular, primeramente en toda el área valenciana y por último en toda España, un pícaro, de los muchos que por desgracia abundan, inscribió exactamente la misma partitura haciéndola pasar como propia en la Sociedad General de Autores. Lo más probable es que Gustavo Pascual Falcó, el auténtico constructor de la pieza, no la hubiera inscrito en su momento.

Y en 1996, en el momento en que se cumplía el 50 aniversario de la muerte del compositor alicantino, se encontró una marcha mora titulada \’No m\’ho puc llevar del cap\’ (\’No me lo puedo eliminar de la cabeza\’). Este pasodoble que nació en 1937 es, año tras año, entre las canciones más interpretadas a lo ancho y largo de nuestra geografía. Da lo mismo la generación a la que pertenezcamos, que la canción medra con . De hecho, incluso \’Paquito el Chocolatero\’ ha de ser «la única parte musical que se ha difundido por todo el planeta sin existir», de modo que aunque sí hay partitura, la mayoría la toca sin ella.

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