tipos de pisada al correr
El método más común para determinar tu pisada es la prueba de desgaste. Si observas las suelas de tus zapatillas viejas, deberías poder detectar la manera en que desciende tu pie.
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Pisada Supinadora (subpronación)
El problema es que la mayoría lo desconocen y pueden entrenar running con un equipamiento poco conveniente para sus características. Son los que corren con las piernas separadas y apoyan la zona exterior del pie, por lo que el desgaste mayor en la zapatilla va a ser en esa región.
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tipos de pisada al correr
Por servirnos de un ejemplo, si somos supinadores, hipersupinadores, pronadores o hiperpronadores, nuestro tobillo corre más peligro de torcerse si no tomamos medidas. Un truco para entender que una parte del pie apoyamos al plantarlo en el suelo es ver nuestras zapatillas. En unas zapatillas que hayamos usados varias veces, se puede ver en la suela de qué forma pisamos. En dependencia de la parte que esté más gastadas, seremos pronadores, supinadores o neutros. Casi todas las marcas deportivas tienen zapatillas especializadas para todos estos grupos. Por norma general, los pronadores y los neutros son los 2 grupos más numerosos.
Pronador, supinador… ¿Sabes cuáles son los tipos de pisada y en qué influyen al correr? https://t.co/VSoF2Gk7q1 #YoSoyFEDA #25añosFEDA pic.twitter.com/s2B04VxrgF
— FEDA Formación (@FEDAFormacion) December 20, 2016
Si quieres una recomendación más adaptada con modelos destinados a tus características, déjanos tu peso, ritmos, superficies por las que sueles correr y también intentamos buscar unas zapatillas adecuadas para ti. Sin embargo, existen marcas y modelos que dan un pequeño control de pronación, pero la tendencia cada vez va a menos. Por su parte, no se conocen marcas que tengan control de supinación.
Si quieres empezar a practicar running deebs comprender que cada correr cuenta con un tipo de pisada diferente y que resulta de escencial importancia saber de qué manera es la tuya. Así, podrás concoer qué género de zapatillas de running son más adecuadas para tu morfología y que, de esta forma, puedas entrenar este deporte de forma 100% segura. Si escoges comprar una zapatilla de running en una tienda física, asiste a una tienda especializada en la que hagan una investigación biomecánico de tu pisada. Si no te es viable y ignoras qué tipo de pisada tienes, te invito a comprar unas zapatillas neutras y más tarde asistir a un podólogo para que te haga unas plantillas a tu medida. Los corredores con pisada supinadora son fáciles de distinguir porque en sus zapatillas se puede observar como el desgaste está en la región exterior. La supinación, asimismo popular como infrapronación, se da cuando el pie no prona bastante.
Naturalmente los extremos son pésimos y si tenemos una hiperpronación, debemos buscar una solución por el hecho de que en el final nos acabará afectando a tobillo, rodilla o cadera. No olvidéis el trabajo de fuerza en el corredor, por el hecho de que puede progresar mucho la pisada, de la misma el trabajo de técnica de carrera, con sesiones específica. No es semejante la pisada que tiene un corredor novato el primer día que empieza a correr , que la pisada que puede tener el mismo corredor meses después con un óptimo trabajo de fuerza y técnica de carrera. El modo perfecto profesional sería acudiendo a un podólogo, donde te va a hacer las pruebas pertinentes en estático y dinámico para ver qué género de pisada tienes. Con un escáner tres dimensiones se puede ver realmente bien las especificaciones de tu pie. De la misma con la pronación, puede haber varios grados, siendo los grados más pronunciados los que nos pueden ofrecer superiores inconvenientes.
La supinación además de esto disminuye la capacidad natural del pie de absorber impactos. Las zapatillas de un runner que sufra pronación van a tener gastadas las partes internas del talón y las ubicaciones de los dedo gorditos de los pie. La pisada pronadora se produce en el momento en que la rotación del pie es excesiva. Esta vez, el peso de tu cuerpo tiende a transferirse a la cara interna del pie, provocando un contacto entre el suelo y el interior de la zapatilla, en lugar de los metatarsos. Esto deriva en un desequilibrio, realizando que el pie rote hacia el interior para recuperar parte de la estabilidad perdida.
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